Muchos utilizamos los “gritos” para buscar disciplinar a nuestros hijos y tener su atención, consiguiendo que, para ellos, gritar buscando atención sea visto como algo normal, incluso como algo necesario.
Otros llegamos a los gritos por sentirnos frustrados ante la dificultad de lograr una disciplina positiva de forma inmediata.
La pregunta importante es:
¿Podemos disciplinar a nuestros hijos sin necesidad de gritar?
Pues sí, podemos lograr disciplina y control de ciertas conductas sin necesidad de llegar a los gritos, por el contrario, conseguir disciplinar a nuestros hijos a través de los gritos empeora su comportamiento, tomando en cuenta que luego ellos, lo emplean dentro y fuera de casa como herramienta para resolver problemas o situaciones complejas.

¿Cómo padres que podemos hacer al momento de disciplinar a nuestros hijos?
- Desde que nuestros hijos son muy pequeños es de gran importancia establecer reglas claras y junto a ellas hacerlas cumplir, de nada vale establecer reglas y no prestar la suficiente atención al momento de hacerlas cumplir.
- Desde el momento que se establecen las reglas, deben quedar claras las consecuencias, es de gran importancia para el éxito de la disciplina que nuestros hijos desde muy chicos y previo a cualquier conducta que requiera disciplina, tengas claras no solo las reglas, sino también las consecuencias.
- Implementar refuerzos positivos como estrategia de motivación. Si hay consecuencias negativas al romper las reglas, es importante que existan consecuencias positivas por cumplirlas, no dejemos de expresarles a nuestros hijos lo orgullosos que nos sentimos de ellos cuando se portan bien y cumplen con las reglas acordadas.
- Mantener en pensamiento constante la palabra “advertencia”, en lugar de utilizar el “grito”, como primera herramienta utilicemos la advertencia, recordándoles las consecuencias.
- Analizar ¿porqué llegamos a los gritos?, si utilizamos esta herramienta con frecuencia para lograr disciplina es importante que analicemos ¿por qué? En muchas oportunidades usamos los gritos para descargar estrés y frustraciones con nuestros hijos, aunque no siempre sean responsables, en otras oportunidades hemos hecho que los “gritos” sean parte de la normalidad y la realidad de nuestro día a día, convirtiéndose en una herramienta de desahogo.
Es clave que como padres analicemos que somos espejo para nuestros hijos y como esto, una de las consecuencias de los gritos, son hijos más desafiantes y retadores.
Los gritos no educan
Ensordecen el corazón
Cierran el pensamiento
Destruyen el respeto
Y nos vuelven violentos.
